¿Hay alguien que aún no haya visto La sociedad de la nieve? Numa Turcatti, que aparece como hilo conductor de la película, se erige como un ejemplo de fe y auténtica entrega a los demás hasta el final.

Turcatti estudió en el Colegio Seminario de Montevideo (Uruguay), centro que pertenece a la Compañía de Jesús. Uno de sus mejores amigos, Raúl Zorrilla, habla en en esta entrevista del legado profundo que dejó la educación en Numa y en su forma de hacer las cosas tras el accidente, así como cómo la fe sostuvo la amistad en Los Andes.

Una de las escenas más impactantes, por su significado a nivel espiritual, es la del papelito que esconde en la mano antes de fallecer, con la frase del Evangelio: «No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15, 13). Y, ahora que se va acercando el Jueves Santo, cobra más sentido que nunca.

¿Qué he aprendido de esta escena y de la película? Que la grandeza de tus actos no depende de lo mucho que los muestres, sino de la intención real que haya en tu corazón, algo que se empieza a entrenar desde pequeño: ahí es el lugar donde se forjan las grandes historias.

Siempre he escuchado que es fundamental saber rodearte de buena gente. Mi abuela, cada vez que me ve, me dice que se siente orgullosa por ver quiénes son mis amigos. Qué importante que es tener buenos amigos, ¿verdad? Y más aún saber cuidarlos.

Todo lo trascendental, duradero y que merece la pena es digno de mimos, detalles y entrega sin miramientos. Y la verdadera amistad está ahí: en lo desinteresado de tus actos e intenciones.

 

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