Hace unos días me decía un amiga: «En esta cuarentena va a haber dos grupos: los que se aburren en sus casas y a los que les ha pasado alguna tragedia». Lo estuve pensado, y es evidente que habrá distintas vivencias ante esta situación, sí, pero no de esta manera.

Lo que está pasando en el mundo es una tragedia para todos. Una tragedia que ojalá no volvamos a experimentar. Pero, a su vez, una oportunidad, única e irrepetible, que quizá no volvamos a vivir. ¿Cuándo en la vida vamos a tener un parón tan bestia en nuestros frenéticos ritmos de vida que no se abstrae de esta sino se fusiona con ella? ¿Cuándo en la vida vamos a sentir tanta incertidumbre ante el futuro?

Personalmente, me está resultando una cura de humildad ante el ficticio control que el mundo actual nos hace creer que tenemos sobre nuestras vidas. ¿Cuándo en la vida volveremos a experimentar en primera persona lo que en otros países es el pan de cada día? Y muchas otras preguntas que nos pueden surgir…

Por tanto, los dos grupos en los que creo que se puede dividir la vivencia de esta cuarentena son: el grupo de la gente que quiere que esto pase cuanto antes para volver a sus vidas normales y el grupo de la gente que sacará algo de esto. De verdad, ¿quieres salir de esta igual que como entraste? Yo me niego.

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