Si conoces a los jesuitas seguro que sabes que su formación se caracteriza por ser larga y profunda. Sin embargo, san Ignacio, aun siendo un hombre sabio, nunca fue un académico. Entonces, ¿por qué los jesuitas dedican tantos años de su juventud en estudiar en lugar de emplearlos en el apostolado? Todo ello nace de la experiencia de san Ignacio, que se trasluce en esta definición de los jesuitas que se encuentra en la Fórmula del Instituto: hombres del todo humildes y prudentes en Cristo, y señalados en pureza de vida cristiana y en letras.