¿Cómo comunicar? Quizá es una pregunta que nos hacemos muchos, aunque suele ir precedida de otros interrogantes: ¿Qué comunicar? ¿A quién? Y de esas preguntas las dudas y temores: ¿Llegará el mensaje? ¿Estaré comunicando lo que realmente debo comunicar?

Si estas cuestiones ya tienen una compleja respuesta, la solución se torna aún más difusa cuando lo que se trata de comunicar es el Evangelio. Realmente estamos siendo transmisores de algo ya escrito, de algo que ya se ha contado, pero que debemos mantener vivo y acercar a la sociedad, sobre todo a los más jóvenes. Lo primero es reconocerse portadores de su Palabra; y una vez acogida, saber cuál es el mejor medio para transmitirla.

Hoy las redes sociales son uno de los principales canales para llegar al público más joven. ¡Usémoslas! Sin miedo, pero con la prudencia y la responsabilidad de sabernos transmisores de un mensaje que no es nuestro. Ser comunicadores a través de Twitter o Instagram. Eso es a lo que estamos llamados nosotros, de joven a joven, aunque ahora el canal sea prácticamente tecnológico, muy lejos de los medios de transmisión originarios. ¿Pero y qué es la Palabra sino un mensaje vivo, transformador y capaz de adecuarse a los tiempos?

Lo bueno de transmitir la Palabra es que te desprendes de todo para centrar tu mensaje en Su Mensaje. Escuchar, para acoger y después transmitir. Comunicar a golpe de tuit, post o reel. Evangelizar para que en un tuit, post o reel «vean un ejemplo en palabra, conducta, amor, espíritu, y fe».

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