A lo largo de la historia, la Iglesia, ha tratado de llevar el mensaje de Jesús a los límites del mundo. Siguiendo aquello que aparece en el final del evangelio de Marcos [«Id al mundo entero y proclamad el evangelio» (Mc 16, 15)] religiosos, religiosas y laicos, han escalado montañas, atravesado mares y cruzado desiertos para anunciar la Buena Noticia que trae el Señor.

En nuestras mentes está la fortaleza de san Francisco Javier atravesando Asia con el deseo de llegar a China; el franciscano Francisco Solano que cruzó el Atlántico para llegar a Perú; el padre Damián cuidando a leprosos en la isla de Molokai, allá por las islas de Hawai; o la madre Teresa que llegó a Calcuta para entregar su vida a los pobres y moribundos de los que no se ocupaba nadie.

La historia, como siempre, nos vuelve a sorprender, y, además de esos campos de acción evangélica, surgen nuevos campos donde proclamar la Buena Noticia del Evangelio que no están lejos, no hay que buscarlos «detrás» de desiertos, mares o montañas. Las nuevas tecnologías se han convertido en los espacios de reunión, ocio o conversación. Jóvenes y mayores pasan horas delante de su ordenador y/o móvil y no necesariamente perdiendo el tiempo. ¡Hasta eventos tan significativos como las campanadas de fin de año tuvieron más repercusión en la plataforma Twitch (de la mano del joven Ibai Llanos y su equipo) que las tradicionales cadenas de televisión!

Nuevas fronteras donde el mensaje del Reino va apareciendo. Se abre paso poco a poco. Nuevos lugares en donde también se busca sentido, horizonte, esperanza y fundamento vital. Twitter, Instagram, Tik ok, Facebook, YouTube, Twitch… se han convertido en el nuevo Aerópago donde la palabra de Jesús cala y anima a miles de jóvenes a seguir su camino y su misión.

Si algo destacó siempre en la Iglesia fue la lucidez para acceder rápidamente a los lugares donde se congregaba la gente. Quizás ahora, las redes sociales y los nuevos medios de comunicación son el lugar de misión para todos aquellos que se sientan llamados a llevar la Esperanza de una vida nueva que nos trae el seguimiento de Jesús de Nazaret.

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