Un año más llega la Cuaresma y con ella se nos habla de ayuno. Ayunar de cosas que nos importan, no sólo de alimento. Y pensando de qué ayunar me encontraba cuando el viernes pasado me encontró el profeta Isaías. ¿Es ese el ayuno que el Señor desea, el día en el que el hombre se mortifica? Y sigue “El ayuno que yo quiero es éste: abrir las prisiones injustas…dejar libre a los oprimidos, romper todos los cepos; compartir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo…”. Confieso que mi corazón se quedó helado. ¿De qué ayuno hablamos?
Durante el fin de semana dejé reposar estas palabras en mí y leyendo la prensa lo entendí al ver la foto de un cuerpo sin vida de una mujer periodista tirado en la cuneta de una carretera mexicana. Se llamaba Anabel Flores, era madre de dos hijas y tenía 32 años. Dicen que la mató el crimen organizado por ser una reportera incisiva. 89 periodistas asesinados y 17 desaparecidos desde el año 2000 en México. Lo entendí cuando leí en el dominical la historia de Ruqia Hasan Mohammed quien a sus 30 años fue ejecutada por el Estado Islámico por narrar en Facebook bajo un pseudónimo el infierno que vivía en los tiempos del ISIS y de los bombardeos aéreos en Siria. “Seguramente, el Estado Islámico va a detenerme (…) y a decapitarme. Pero conservaré mi dignidad. Mejor morir que vivir humillada por estos tipos.” Escribió días antes de ser detenida.
No creo que el tiempo de Cuaresma sea tiempo de sacrificio ni por supuesto de inmolación, pero sí de vivir más libremente y liberarse de las cadenas. Definitivamente este texto de Isaías complica nuestra existencia, y desde luego el ayuno. Ruqia y Anabel actualizan el texto de Isaías. Anabel y Ruqia, y tantos otros gritaron y gritan cada día con voz fuerte, denuncian a su pueblo sus delitos. Ayunar puede ser hacer sitio a estas voces que gritan y poner nombre a tantos rostros. Ayunar de anonimatos y rostros sin vida. Quizá mañana, como decía el artículo que hablaba de la historia de la joven siria, tengan una placa en una calle de Raqa recordando así que su libertad abrió camino, nuestro camino.