Vivimos en la época de los impactos visuales: móviles, redes sociales, medios de comunicación… incluso tenemos televisiones en el metro y el autobús. Ante esta locura puede parecer que sólo podemos ser agentes pasivos que son acribillados a mensajes pero no lo somos. ¿Cómo es nuestra mirada frente a toda esta locura de imágenes? ¿Y frente a las personas que tenemos a nuestro alrededor?

La catedrática de Ética y Filosofía, Adela Cortina acaba de publicar un libro titulado ‘Aporofobia, el rechazo al pobre’. En él, argumenta que, aunque en la sociedad actual se hable mucho de xenofobia, lo que realmente nos pasa, no es que rechacemos al extranjero por venir de fuera, sino que lo rechazamos porque es pobre. Es decir, rechazamos al refugiado y al inmigrante pero recibimos con los brazos abiertos al jeque árabe y a los turistas. ¿Es eso verdad? ¿Cómo acojo yo a las personas que vienen de fuera? ¿Acojo igual al estudiante Erasmus que al inmigrante marroquí? ¿A mi compañero de master mexicano que al hijo de la peluquera colombiana?

Cortina da un paso más y afirma que la ‘aporofobia’ no sólo tiene que ver con rechazar al pobre económico, sino con rechazar al excluido, al marginado, a todas aquellas personas que “creemos que no pueden aportar nada a la sociedad”, a los que creemos que nos pueden generar problemas. ¿Es así? ¿Me dejo ‘molestar’ por los problemas de las personas’? ¿Me quito los cascos para escuchar a quién necesita hablar y ser escuchado? ¿Sólo doy cuando sé que voy a recibir algo a cambio?

Frente a estas afirmaciones, me pregunto ¿vivo en una sociedad así? Si es así, ¿quiero vivir en una sociedad así? Y yo, ¿puedo hacer algo por cambiar esa sociedad? La respuesta es fácil:¡claro que sí! Porque lo que recuerda Cortina en su libro es que el cerebro es moldeable, que las conductas se pueden cambiar y que si educamos en el respeto, la acogida y la igualdad, tendremos una sociedad más inclusiva. El cambio está en nuestras manos.
Así que, ¿por qué no empezamos por cambiar nuestra mirada, vernos como iguales, saber que a veces toca ayudar y otras veces ser ayudado, reconocernos humildes y crear una sociedad donde, en vez de ‘aporofobia’, exista la ‘manía’ de acogernos y respetarnos tal y como somos? Y tú, ¿cómo sueñas tu sociedad?

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