La Historia del Arte cristiano está llena de ejemplos en los que el artista ha representado a los personajes sagrados valiéndose de los rostros de gente de su familia. El propio Velázquez, en su época sevillana, realizó un retrato familiar en su famosa Adoración de los Reyes Magos. Tampoco han faltado en esta Historia representaciones de torsos desnudos, sea al plasmar a Cristo o a los santos, o incluso al pintar la escena de la Virgen dando de mamar al Niño Jesús.
Digo esto porque creo que en estos días se ha centrado demasiado en estos acentos la polémica sobre el cartel de la Semana Santa de Sevilla, cuando, en mi opinión su problema o desajuste va por otro lado.
Y es que, las obras de arte cristiano deben de estar impregnadas de aquello a lo que nos referimos como la «unción». Que no es otra cosa que aquel modo de hacer que mueve a la devoción, a la piedad y, en definitiva, a la oración.
Así, como digo, hay multitud de imágenes que representan a los personajes sagrados con una anatomía perfectamente definida. Pero, el fiel que las contempla no repara en primer lugar en estos detalles, sino que su mirada y su atención se dirigen hacia el rostro o las actitudes y la disposición que mueven a devoción e invitan a la oración.
Podría decirse por tanto que, si una imagen cristiana quiere ser religiosa debe de contar con una unción que mueva a la devoción. Y, todo lo demás, debe de ordenarse en función de este fin, buscando potenciarlo y facilitarlo.
Es por ello que, en todas las épocas y estilos artísticos, existen una serie de obras que no son como tal religiosas. Sino que se trata de otro tipo de imágenes o escenas que tienen otra intencionalidad, aprovechando para ello la iconografía cristiana.
Por tanto, mi crítica hacia este cartel no iría tanto en la primera de las líneas que apuntaba. Sino que más bien se basaría en el hecho de que se trata de una obra que, a mi modo de ver, no mueve a la devoción ni invita a orar. Una pintura que potencia una vertiente que, existiendo dentro del modo con el que muchos viven la Semana Santa, no es aquella que buscan muchos de los que tratan de vivir su fe en ella.