Cuando me levanto y veo en los periódicos o en facebook los pequeños y grandes homenajes que desde los mandatarios estatales a las personas de a pie de todos los rincones del mundo hacen hoy a Nelson Mandela, me digo que sin ninguna duda el ser humano anhela y abraza la generosidad, la coherencia, la grandeza de espíritu, la positividad, la alegría, la capacidad de amar, la libertad y la dignidad de un hombre referente del s. XX y de nuestro yo más profundo y verdadero.
Podríamos hacer aquí un alegato a favor de un hombre bueno, pero eso lo tienen hoy mejor y más extenso en cualquier medio de comunicación. Para mí hoy la llamada es a hacernos cargo de la humanidad más profunda, como Madiba hizo durante gran parte de su vida. Es fácil e intuitivo publicar sus palabras, retwittear sus pensamientos y legados para la historia, pero creo que como cristianos y cristianas lo más interesante sería dejarnos interpelar por su vida y descubrir lo que él veía e intuía, lo mejor de las personas, sea cual sea no sólo tu condición sino tu historia de aprendizaje.
Él sabía que si aprendemos a odiar, también podemos aprender a amar, nadie nace odiando o amando, pero en todo ser reside la más honda humanidad. De todos los homenajes el más bonito y el más interpelante al hacerme parte activa me ha parecido el de Fe y Alegría, con este vídeo.
«Yo tengo una actitud positiva hacia los demás, yo soy Nelson Mandela. Yo soy alegre, soy Mandela. Yo soy promotor de derechos humanos, soy Nelson Mandela». Hoy me atrevo a rescatar lo mejor de mí, ponerlo a la luz, y por eso me atrevo a decir cómo homenaje a Madiba, «Yo tengo un enorme sentido de la justicia, yo soy Nelson Mandela».
¿Y tú? ¿Cuál es tu parte Mandela que llevas dentro? Hazle el mejor homenaje posible, saca lo mejor de ti.