¿Recuerdas dónde estabas cuando murió Elvis Presley? Yo no me acuerdo de nada. Era el año 1977 y un servidor tenía sólo 4 años. Parece que fue hace una eternidad. Pues precisamente era en ese tiempo cuando despegaba la sonda espacial Voyager 1. Desde entonces lleva viajando por el espacio, de forma constante y silenciosa, para ser noticia esta semana. Tras 36 años está sobrepasando por vez primera la frontera conocida de nuestro sistema solar.

¡Cómo cuesta llegar a las fronteras!. Se trata de un ejercicio centrífugo que lleva tiempo, constancia, e incluso aceptar la distancia y en muchos casos el olvido. Lo curioso es que necesitamos lanzar sondas a las fronteras pues si no tendemos a perder la referencia. Necesitamos de gentes y grupos con vocación a lo fronterizo, tendencia a ampliar el espacio conocido, y a humanizar y desmitificar los límites, que casi siempre son fruto del desconocimiento.

Gracias Voyager porque tu viaje nos hace más sabios y más pequeños, y por lo tanto más humildes y mejor ubicados. Ojalá nunca se nos olvide esta sana costumbre de tener siempre alguien caminando a las fronteras. Sin ninguna duda, necesitamos embajadores de nuestros deseos de comunión con lo desconocido que a su vez nos recuerden que no somos el ombligo del mundo.

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