En la naturaleza existen piedras que bajo ciertas condiciones emiten un brillo muy chulo. Quien llega a verlo se siente hipnotizado, como con la mirada atrapada y que cuesta apartar. Son rocas aparentemente normales, pero que en circunstancias especiales destacan de su entorno mostrando un resplandor que sería imposible de otro modo.
Una de estas piedras en principio se consideraría una más entre las de su alrededor, seguramente indistinguible y pasando desapercibida. Puede que fuese posible recordar algún detalle, pero seguro que requeriría un esfuerzo y no sería algo inmediato. Sin embargo, cumpliendo unos requisitos concretos, se la reconocería única, destacando de las de su alrededor de un modo evidente. Aquello que la hace singular se haría tremendamente obvio.
Así mostraría una belleza particular, inolvidable. Al iluminarse y volverse radiante queda de manifiesto lo que la hace fascinante. Se hará más atractiva y parecería inevitable el instinto que surge de cogerla y llevarla. Seguramente genere en quien la observa sentimientos más encendidos, y si no es posible llevarla por su tamaño o ubicación, queda el recuerdo que mantiene el deseo de volver.
Por otra parte, se tendrá más información del material. Es posible saber más sobre la piedra, conocerla mejor, alcanzando una verdad más profunda que de otro modo sería inaccesible. Aparece como un secreto que siempre estuvo delante, aunque tal vez escondido. Una maravillosa respuesta a una pregunta nunca antes formulada, pero que en ese momento resulta indiscutible.
También es cierto que la roca no ganará utilidad al descubrir su gracia. Si forma parte de un muro o un suelo, revelar su encanto no cambia nada. Funcionalmente no existirá ninguna ventaja. Y si técnicamente no valía para un propósito concreto, seguirá igual. Servirá exactamente para lo mismo que antes de poner al descubierto el misterio que guardaba. En todo caso, con la luz que emite, podría iluminar a lo que se encuentre a su alrededor, contagiando parte de esa magia. Y teniendo juntas varias piedras de ese tipo en el contexto adecuado, se conseguiría un mosaico fluorescente que además de mostrar la singularidad, belleza y verdad de cada una de las piedras que lo componen, tendría un gran valor en sí mismo.
Este efecto se consigue iluminando de un cierto modo ese tipo de rocas. Si tuvieses al alcance los medios para conseguirlo, ¿no lo harías?
Y si en lugar de estar hablando de piedras, todo esto hablase de ti, ¿buscarías esa luz?