Tranquilos, que esta entrada no va a dar miedo. Hoy es viernes 13 y desde 1980 en que se estrenó la película del género de terror del mismo nombre, su solo enunciado hace temblar de temor. A espíritus incautos, habría que decir. Seguro que sabes de lo que estoy hablando: Jason, el enmascarado con una protección de hockey hielo, va eliminando a los integrantes de un campamento juvenil en verano en tan fatídica fecha.

El 13 es una cifra con mala fama, que ni siquiera tiene el privilegio de ser el primer primo de dos cifras, ‘honor’ que le arrebata el 11. Trece era el número de comensales en la Última Cena y ese recuerdo ha condicionado la percepción popular al respecto. En el Apocalipsis de san Juan, el capítulo 13 está dedicado a la Bestia, identificado como el Anticristo: «Lo adorarán todos los habitantes de la tierra, cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida del Cordero degollado, desde la creación del mundo». En la Cábala judía, el trece enumera los espíritus malignos. No, no es muy ‘recomendable’ el numerito.

El trece arrastra una reputación tan penosa que el campeonísimo Ángel Nieto evitaba en todo momento nombrar el número de títulos de motociclismo que había ganado en su carrera deportiva: doce más uno. Además, el viernes 13 de octubre de 1307 se desató la persecución definitiva que acabó con el arresto y ajusticiamiento de los templarios en Francia. El imaginario colectivo se puebla de fantasmas con sólo nombrar a los monjes soldados del Temple, así que la superstición que rodea al día ha encontrado terreno abonado.

Pues bien, olvídate de todo lo que has leído hasta aquí. Porque el viernes 13 no es nefasto (herencia romana) por naturaleza ni hay días mejores ni peores para nada. Sácate de encima esas supersticiones baratas porque solo hay un Señor del tiempo que es Dios, cuya gracia –eso del año de gracia con que se encabezaban antiguamente las fechas– se derrama por igual los 365 días del año (366 si son bisiestos). Siento desilusionarte, pero el futuro no está escrito en ningún horóscopo: es Dios el único que está por encima –lo precede– del tiempo.

Y ahora disfruta sin temor de este viernes 13 que se nos regala, a Dios gracias.

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