Hace unos días tuve la oportunidad de visitar una promoción de viviendas de chalets pareados sin terminar por dentro, a excepción de uno ya finalizado.
La visita comenzó por los chalets que estaban sin terminar por dentro. Tenían todas las divisiones e instalaciones pero les faltaban los suelos, carpintería de madera, baños y cocina. A continuación visitamos el único chalet que ya estaba habitado y la verdad es que me encantó para bien la gran diferencia. Era una casa preciosa.
Tras la visita pensé en lo necesaria que es la capacidad de ver la posibilidad que se encierra en cada situación.
Creo que la percepción de los chalets sin terminar cambió cuando pudimos contemplar el que estaba terminado y descubrir en qué se podían llegar a convertir aquellos.
A veces nos puede pasar en la vida que perdamos la capacidad de ver las grandes posibilidades que se esconden detrás de las situaciones, personas y experiencias, que tenemos delante.
Tenemos que invitarnos constantemente a descubrir toda la grandeza que puede surgir a nuestro alrededor a pesar de que a simple vista no percibamos nada llamativo.
Como seguidores de Jesús estamos invitados a descubrir en cada situación oportunidades de vida donde otros solo ven muerte y destrucción.
Superar la queja, el desánimo, la monotonía y apostar por la pasión, el entusiasmo y la fe nos puede ayudar.
Aprendamos a ver más allá y no demos nada ni a nadie por perdido. Soñemos a lo grande.