La búsqueda del propio lugar en el mundo es algo que no se puede tomar a la ligera. Porque solo tenemos una vida, y merece la pena vivirla a fondo y con pasión. Desde la fe, sentimos que ese lugar es  llamada (y esa llamada la entendemos como vocación). Por ejemplo, estos días comprendemos muy bien lo que es la vocación de los sanitarios (y de ahí el enorme esfuerzo de tantos). Pues bien, también la vida religiosa es una vocación, con unos horizontes claros, una mirada, un deseo profundo de seguir a Jesús en este mundo. Y la vocación de los jesuitas, enraizada en la espiritualidad ignaciana, tiene mucho que ver con una manera de entender nuestra misión y la amistad en el  Señor. El equipo de jóvenes jesuitas de Voces Esejota irá explicando, en los próximos meses, algunas claves de esa vocación. Ojalá sirva. Y que algunos, llamados, no tengan miedo a decir ‘sí’.

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