Si estás leyendo este artículo quizás seas un nativo digital. Se usa ese término para referirse a las personas nacidas desde que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se hicieron parte de nuestro día a día. Si no, por exclusión quedan los denominados inmigrantes digitales, aquellos que nacieron sin esa tecnología y han aprendido a usarla del mismo modo que a leer o conducir.
Conforme los nativos digitales han ido tomando el relevo en el desarrollo de esas TIC han sido capaces de dar pasos con una sensibilidad construida desde el principio en contacto son esa tecnología. Han buscado hacerla más humana, más intuitiva, mas amigable al usarla, de modo que la gente pueda interactuar con ella de un modo más natural. Así es como se ha llegado a los asistentes de voz.
Los buscadores de internet, a los que estamos más acostumbrados, devuelven una serie de enlaces ante las palabras clave que les indiquemos. A diferencia de estos, los asistentes de voz responden la petición. Se les puede decir «Despiértame mañana a las nueve» y configura la alarma de ese modo. También permiten formular preguntas de modo informal. A «¿cómo va la liga?» responden con la clasificación, o si se le dice «¿qué noticias hay?», enciende la radio.
Podemos hacerles una cantidad enorme de peticiones, muy diversas. Con cada actualización se depuran las que ya hay y se incorporan otras nuevas. Sin embargo, la pregunta que más se le hace a los asistentes de voz estaba ya mucho antes que ellos: «¿Me quieres?»
Obviamente la pregunta queda fuera del ámbito tecnológico, y seguramente muchas de las personas que la han formulado estaban probando, jugando o de broma. Pero que sea esa la más repetida en el mundo habla de su universalidad y de cómo la tenemos interiorizada, manifiesta la necesidad de sentirse queridos, expresa un deseo de vida que la tecnología no suple.
Sin duda las TIC son una ayuda inestimable cuando las ponemos al servicio de nuestras necesidades, ofrecen posibilidades distintas para el tiempo de ocio, ayudan en nuestro trabajo hasta el punto de hacerse imprescindible en muchos casos, contribuyen a desempeñar una serie de tareas de un modo más creativo… Pero por sí mismas no dan fruto.
Preguntar «¿Me quieres?» es parte de nuestra búsqueda de un Amor que nos sacie. Ojalá tengamos la fe y la intuición para usar tanta tecnología buena y asombrosa en hacerlo más reconocible.