En el año 1971 contratan como entrenador del equipo universitario al afroamericano Herman Boone (Denzel Washington). El objetivo es intentar fomentar la integración racial. Pero esto no es fácil. El equipo, formado por jugadores blancos y de color, no se cohesiona. El racismo está latente. Boone les muestra permanentemente que el odio solo destruye, el mundo se rompe poco a poco… pero es precisamente ahí donde tiene que aparecer el respeto, la solidaridad, nuestra verdadera humanidad. Solamente si respetamos a los demás seremos capaces de empezar a construir un mundo que parece que está roto.
Esta reflexión no es necesaria tan solo para la épica de las películas norteamericanas o para la motivación en el deporte. Es fundamental para la vida, para la sociedad, para el día a día.
Boaz Yakin (Titanes, 2000)