Si alguna vez soñaste en ser como Marco Polo, Colón, Livingstone o Neil Armstrong, si devorabas los libros de Verne y las aventuras de Willy Fogg eran tus dibujos preferidos, quizás pienses que Google Earth te ha hecho todo el trabajo ya. Es verdad que no queda un rincón en nuestro planeta que no esté ya perfectamente geolocalizado y cuyas coordenadas no estén a nuestra disposición. Tenemos fotografiada toda la Tierra, e incluso podemos recorrer las calles de las principales ciudades desde el sofá.

Pero tú, que soñabas con ser explorador, no te vengas ahora abajo. Porque gracias a todo ese despliegue tecnológico lo tienes mucho más fácil para ser un auténtico aventurero. Tienes más medios de transporte, más veloces y más eficaces. Y, sin embargo, es posible que, aun así, tengas la sensación de que pasamos siempre por los sitios buscando la misma foto, el mismo paisaje, los mismos lugares… que ya hemos conocido en internet al preparar nuestro viaje. Quizás sea esa forma de viajar la que no te convence. La que te hace pensar que ya está todo hecho.

Que no cunda el desánimo. Aunque parezca que te han hecho todo el trabajo, en realidad, si lo piensas bien, apenas hemos comenzado a descubrir nuestro mundo. Tiene más de aventura conocer a fondo cada rincón de tu ciudad, su historia, sus habitantes, sus porqués y cómos, que escalar el Everest. Puedes ser un auténtico explorador en cualquiera de las ciudades más turísticas del planeta, en las que ya han estado todos tus amigos, si pones en juego tus sentidos, si buscas experimentar a fondo los sabores, olores, sonidos que te regala cada rincón de nuestro planeta vivo. No es una cuestión de distancia, amigo explorador. Es una cuestión de que tu actitud sea la del niño curioso para el que todo es sorpresa, la del aventurero que llega dispuesto a dejarse empapar y no a colonizar, la del peregrino que se sabe de paso, y en lugar de fotos, acumula experiencia, personas, conversaciones.

Si la aventura te llama, no te cortes, solo disponte a ensanchar tu horizonte y lánzate al mundo. En realidad, está entero por descubrir.

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