Selfies, instastories, likes, me gustas, buscar la mejor foto, subirla a todas las redes, comprar muchos recuerdos, mostrar el viaje perfecto, experimentar un sin fin de experiencias… y luego, ¿que nos queda de esto?, ¿tiene sentido viajar/vivir así?

Hoy en día tenemos la suerte de poder viajar/vivir mucho, conociendo otras culturas y países; sin embargo, en ocasiones solo consumimos turismo (quizás también vivamos así…). A veces en los monumentos (como en la vida) solo buscamos el mejor selfie, lo que nos obliga a visitar las ciudades (vivir la vida) a través de las pantallas.

Sin embargo quizás cuando viajemos/vivamos deberíamos atrevernos a cerrar nuestras pantallas y desconectar el wifi… conectándonos así a nuestra interioridad desde la que podemos preguntarnos ¿por qué viajo/vivo?

Quizás haya formas de viajar/vivir que en lugar de ampliarnos las miras, reducen nuestros horizontes humanos y vitales. Por eso, ojalá que cuando viajemos/vivamos tratemos de tener más conversaciones y menos fotografías; tratemos de dejarnos empapar y transformar por la cultura que visitamos, y preocuparnos menos de comprar tantos recuerdos materiales; busquemos más silencio y menos ruido; más experiencias humanas y menos likes en nuestras redes; más llenar el corazón de nombres y personas, y menos buscar vivir la experiencia de moda o lo que la sociedad nos exige; ojalá busquemos con intensidad más tiempo tranquilo para pensar y tengamos menos actividades…

El viaje/vida cambiaría radical y sencillamente si todas las noches fuésemos capaces de sacar un rato para pararnos a poder leer tranquilamente el día recorrido descubriendo toda la novedad‘que hayamos vivido.

Porque quizás viajar/vivir consista simplemente en tratar de ir disfrutando y descubriendo el maravilloso mundo que Dios ha creado Por eso, desconecta el wifi del móvil y conéctate a lo importante ¡No viajes/vivas para hacer check, viaja/vive para crecer!

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