Hace unos años leí un libro en el que aparecían palabras en diferentes lenguas, imposibles de traducir al castellano. Eran términos llenos de matices y sentimientos que ninguna otra lengua podía reflejar del todo.

Me topé entonces con una palabra que comparten el portugués y el gallego: “saudade», que de una manera suave y sencilla, describe un estado del alma que no busca olvidar, sino honrar y mantener vivo aquello que dejó huella.

Es, en esencia, la belleza de lo efímero. La mirada con dulzura a lo que alguna vez fue. El fin de año es una época en la que esta palabra siempre viene a mi cabeza. Entonces, esa saudade se mezcla con la esperanza.

A medida que repasamos los momentos que este año marcaron nuestro camino, ese sentimiento de nostalgia y anhelo, puede ser también una forma de tener una conversación con Dios desde el agradecimiento por todo lo que fue, por la compañía que nos sostuvo y por lo que está por venir.

Ojalá esa saudade de lo vivido nos llene de esperanza, y el nuevo año nos traiga nuevas oportunidades para seguir adelante con fe y amor.

¡Feliz Año Nuevo!

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