Es un modesto artesano, probablemente carpintero o albañil. Siente el peso de la responsabilidad de un marido que no sabe si repudiar o no a su esposa, de un hombre sencillo que no sabe cómo atender un parto, de un padre que no ha sabido encontrar mejor acomodo para un momento tan delicado que un pesebre de las afueras, entre animales y estiércol. Quizá fuesen estos para san José tres buenos motivos para sentirse frustrado y torpe aquella noche. Sin embargo, es él el elegido. Quizá porque un Dios que se hace humano ama nuestras limitaciones y despliega su poder precisamente en nuestras debilidades más decepcionantes.

La Virgen María   Los pastores 

El ángel  Los Magos  La mula y el buey

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