Cuando ya todo parece que está decidido. Que los mensajes que escucho en el día a día son tan fuertes que no me dejan oír otras opciones diferentes. Los medios de comunicación, la educación recibida, las conversaciones en la calle o con mis amigas y amigos me conducen hacia un camino y una visión de la vida muy orientados.

En estos momentos, un pesimismo muy fuerte tiñe todos esos mensajes. La crisis, el paro, la dificultad. Sin darme cuenta voy asimilando todas estas ideas en mi cabeza y acaban por dominarme. Tengo que hacer verdaderos esfuerzos para crear silencio dentro de mí y dejar un espacio para escuchar nuevas voces, para que ocurran cosas inesperadas. Cosas que me lleven a transitar por caminos nuevos, a albergar pensamientos diferentes que puedan estar llenos de Vida, vida en medio la dificultad. En estos días de resurrección Jesús me enseña que es posible salirse de esos esquemas establecidos y me da pistas de cómo hacerlo.

Jesús fue un revolucionario. Nos habla de amor y justicia, y vivió en consecuencia. Jesús no fue una persona sensata para la sociedad de su época… ni tampoco lo sería hoy en día. La resurrección es recuperar, de forma liberadora, esa falta de sensatez que no es otra cosa que ser realmente sensato.

¿Cómo dejarme inundar de esa insensatez? ¿Hacia qué lugares puedo moverme, físicamente y en mi conciencia, para afrontar este momento de crisis, paro, dificultad, de otra forma que me puede hacer Vivir con más sentido?  ¿Y si perdiera yo misma la sensatez por un día? ¿Cómo sería todo lo que me rodea? ¿Qué llegaría a pensar, hacer, decidir? ¿Cómo me relacionaría con las demás personas?  ¿Qué estilo de vida me gustaría llevar?

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