Vivo, en la comunidad
«Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 20)
Un Dios resucitado es el que inspira la comunión de corazones, la profunda intimidad, la capacidad de tender puentes y relacionarnos sin barreras. Allá donde, más allá de un 'yo' o un 'tú' surge un 'nosotros', algo nuevo se genera, un sepulcro se vacía y vendas inútiles caen. Allá donde un hombre o una mujer se arriesgan a amar dejando todas las seguridades en otras manos; allá donde alguien es capaz de escuchar, ponerse en el lugar de otros, compartir las preocupaciones o los éxitos, desear el bien ajeno, algo nuevo se genera, un sepulcro se vacía y vendas inútiles caen al suelo. Allá donde alguien piensa en las necesidades de otros con tanta intensidad como en las propias, donde se busca la concordia por encima del conflicto y la humanidad común por encima de las diferencias, algo nuevo.
Piensa, por un momento, en las comunidades de las que formas parte: familia, amigos, comunidad religiosa, movimiento... ¿Dónde se intuye la Vida?
¿Dónde hay amor en tu vida? ¿Es reflejo del Amor?
Porque te tengo y no...
Porque te tengo y no,
porque te pienso,
porque la noche está de ojos abiertos,
porque la noche pasa y digo amor,
porque has venido a recoger tu imagen,
y eres mejor que todas tus imágenes.
Porque eres linda desde el pie hasta el alma,
porque eres buena desde el alma a mí,
porque te escondes dulce en el orgullo.
Pequeña y dulce,
corazón coraza.
Porque eres mía,
porque no eres mía.
Porque te miro y muero
y peor que muero.
Si no te miro, amor,
si no te miro.
Porque tú siempre existes dondequiera.
Pero existes mejor donde te quiero,
porque tu boca es sangre
y tienes frío.
Tengo que amarte, amor,
tengo que amarte.
Aunque esta herida duela como dos,
aunque te busque y no te encuentre,
y aunque
la noche pase y yo te tenga,
y no.
(Mario Benedetti)