Jesús, un Dios, un hombre
«La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria» (Jn 1)
Qué lejos está tu imagen de un Dios grandioso, elevado sobre los 'mortales'. Qué sorpresa se esconde en un Dios qué tiene un pesebre por cuna. Qué extrañeza, un Dios cubierto del polvo y la tierra caliente de los caminos. Qué humano, un Dios que llora, conmovido por la suerte de sus amigos; qué lejos de la imagen impasible estás cuando dudas y tienes miedo. Y, sin embargo, qué cerca del Padre te vemos cuando a pesar de todo confías y revelas una capacidad para estar en su presencia.
- En nuestro mundo hay demasiados personajes 'endiosados' de una u otra forma. Gente que actúa como si estuviera por encima de los demás. Gente que parece vivir siempre delante de focos, esperando aplausos, halagos, adoración… En ese contexto me resulta más extraño un Dios a pie descalzo. Desde ahí pido la gracia de entender el significado profundo de un Dios hecho humano.
- Dicen que Jesús revela el rostro humano de Dios. Dicen que Jesús revela el verdadero modo de ser humano. Cierto es que hay muchos modos de ser humano, y que ha habido hombres y mujeres a lo largo de la historia capaces de las mejores acciones, y también de las más atroces barbaries. ¿Hay, entonces, una forma 'buena' de ser humano? ¿hay un horizonte posible? Ojalá aprenda yo de esa humanidad revelada en Jesús.
Cuesta tanto convertirse en un ser humano completo, que hay muy pocos que tienen la lucidez y el coraje para pagar un precio tan elevado.
Tienes que abandonar la búsqueda de la seguridad y abrazar, con ambos brazos, el riesgo de la vida.
Tienes que abrazar el mundo como si fueras su amante. Tienes que aceptar el dolor como condición de la existencia.
Tienes que pagar el precio de la duda y la oscuridad para llegar al conocimiento.
Tienes que armarte de firmeza en el conflicto, pero, al mismo tiempo, estar preparado para aceptar cualquier consecuencia de la vida o la muerte.
(Morris West)