Pasar por tormentas interiores
«Pedro se lo llevó aparte y le reñía diciendo: 'Dios te libre, Señor. No te sucederá tal cosa'. Entonces Jesús se volvió y le dijo: 'Apártate de mí, Satanás'». (Mt 16, 22-23)
Es parte de toda búsqueda y todo proyecto. Precisamente porque nuestros deseos y sueños, especialmente los más sublimes, suelen ir uno o dos pasos por delante de la realidad, nos toca lidiar con la frustración, la incertidumbre, la limitación y la insuficiencia (propia y ajena). Me cabreo con familia, con amigos, con colegas, conmigo mismo… Y no es un drama, ni un error. Porque, al fin y al cabo, esas tormentas son también señal de que la gente me importa, los proyectos me implican y en mi vida hay anhelos reales.
¿Cómo llevo la contrariedad o la disensión? ¿Cómo llevo el que otros piensen distinto?
¿Cómo encontrar un punto de equilibrio entre saber discutir, llevar la contraria, disentir, y al tiempo aceptar otros puntos de vista?
En la brecha
¡Ah desgraciado si el dolor te abate
Si el cansancio tus miembros entumece!
Haz como el árbol seco: reverdece
y como el germen enterrado: late
Resurge, alienta, grita, anda, combate.
vibra, ondula, retruena, resplandece,
Haz como el río con la lluvia: ¡crece!
Y como el mar contra la roca: ¡Bate!
De la tormenta al iracundo empuje
no has de balar como el cordero triste
sino rugir, como la fiera ruge.
¡Levántate! ¡Revuélvete! ¡Resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡Muge!
O como el toro que no muge: ¡Embiste!
José de Diego