
Los otros mensajeros
«Qué hermosos sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz» (Is 52, 7)
Hay gente que sí anuncia tu venida. Y da gusto verlos, y tratarlos, y sentir que, con ellos, renace la esperanza. Esos viven la navidad todo el año, y quizás ahora, si busco, podré verlos un poco más. Recuerdan con sus vidas que el amor es posible. Insisten, con su testimonio, en confirmar que sí, que a veces, hay quien te siente muy dentro… y entonces todo cobra sentido. Son la buena gente, que la hay en todas partes. Son los pisoteados, capaces de levantar la cabeza, conscientes de su dignidad inalienable. Los heridos capaces de seguir caminando. Los alegres deseosos de contagiar su contento. Los que comparten lo que tienen (poco o mucho), su tiempo, su trabajo, su vida, su palabra, sus sueños… Los humildes, los mansos, que contagian bienaventuranza y trabajan por la paz.
¿Quién es la gente que en tu vida es mensajera de evangelio?
¿Y puedes ser tú anuncio de esperanza para alguien? ¿Cómo?
Última certeza
Soy una ola de tu océano
rodando en la superficie de la historia.
No sé si acabaré mis días
rompiéndome en pedazos
contra el acantilado hostil,
o si me iré extinguiendo
como espuma sobre la playa serena.
No sé si seré una protesta
explotada como un trueno
ante tanto arrecife de injusticia,
o si me agotaré en paz
entre la arena tibia
del pueblo que me acoge.
No sé si volveré a ti
roto en mil gotas desangradas,
o si me fundiré contigo
en la intimidad de la bahía.
Pero es mi saber más hondo,
que ya ahora recibo de ti
desde el fondo del océano,
todo el vigor que me construye
y todo el impulso del viaje."
(Benjamín González Buelta)


