
No estamos solos
«Yo estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20)
Si ha resucitado, si el Dios encarnado en Jesús está vivo y su espíritu permanece con nosotros, entonces nunca estamos solos. Ni en los días radiantes ni en las noches oscuras. Ahora mismo, cuando lees estas palabras, Dios forma parte de tu vida. Inspira, alienta, respeta, comparte nuestros motivos y nuestros sueños. Enciende una luz en el horizonte hacia el que caminamos. Es apoyo en la tormenta y brisa en la hora tranquila. Y, junto con Dios, tantos otros que compartimos fe y evangelio: ¡¡¡No estamos solos!!!
- ¿Siento en algún momento que Dios está conmigo? Siempre puedo buscarlo.
No te quiero sino porque te quiero...
No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.
Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.
Tal vez consumirá la luz de enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.
En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.
(Pablo Neruda)


