Si me falta el sentido
«En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados» (Mt, 5)
A veces me asalta la duda. ¿Para qué luchar, si todo va a ser igual? ¿Para qué soñar, si la realidad siempre muestra caras duras? ¿Para qué intentar construir algo, si en el mundo soy un ser minúsculo, en medio de fuerzas y estructuras que me superan por todas partes? ¿Para qué un Dios crucificado? ¿Para qué las bienaventuranzas? ¿Para qué ver a los otros como hermanos? ¿Para qué vivir con valores cuando me hacen parecer un necio, un iluso? Y me siento impotente, perdido... Entonces, tu palabra me sigue abriendo horizontes...
En las horas de duda... dame luz
En las horas de cansancio... dame fuerza
En las horas de miedo... dame valor
En las horas de dolor... dame paz
En las horas de rendición... dame coraje.
Si (I)
Si puedes mantener intacta tu firmeza
cuando todos vacilan a tu alrededor
Si cuando todos dudan, fías en tu valor
y al mismo tiempo sabes exaltar su flaqueza.
Si sabes esperar y a tu afán poner brida
O blanco de mentiras esgrimir la verdad
O siendo odiado, al odio no le das cabida
y ni ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad.
Si sueñas, pero el sueño no se vuelve tu rey
Si piensas y el pensar no mengua tus ardores
Si el triunfo y el desastre no te imponen su ley
y los tratas lo mismo como dos impostores.