«Al fin y al cabo, ¿qué puede revelarnos una primera impresión de alguien a quien sólo hemos visto un minuto en un vestíbulo de un hotel? Es más, ¿qué puede revelarnos una primera impresión de nadie? Pues no mucho más de lo que un acorde puede hacerlo de Beethoven, o una pincelada de Botticelli. Por naturaleza, los seres humanos son tan caprichosos, tan complejos, tan maravillosamente contradictorios, que merecen no solo nuestra consideración, sino también nuestra reconsideración, y nuestra firme determinación de guardarnos nuestra opinión hasta habernos relacionado con ellos en todas las situaciones y a todas las horas posibles.»
Amor Towles (Un caballero en Moscú)