Lo que vais a ver, lejos de ser una película de dibujos animados, somos… bueno. Miradlo. … ¿Ya? Algunas consideraciones para pensar.
– Lejos de ser un personaje pequeñito, lo que representa el chaval de baja estatura y ojos grandes es lo único de pureza que parece quedar en un mundo roto. Mírate un rato en él. Porque parece darse cuenta del dolor del mundo.
– Primera imagen: los sistemas están fallando. Y aparecen sistemas (personas) cayendo. No estar atento es, simplemente, como estar borracho, como perder el control y, creedme, hay muchas maneras de no estar atento. Por ejemplo mirando una pantalla porque una pantalla es un filtro que ejerce un curioso poder aséptico con el mundo. Pueden estar apaleando a alguien. Si lo recibo en un mensaje me horroriza… tres minutos. Basta con apartar la vista o cambiar la pantalla del dispositivo y todo está hecho.
– Un edificio en llamas, un acoso en el tren… y los que están alrededor no parecen enterarse.
– La princesa en la pantalla, triste y solitaria en su habitación, también ha llamado mi atención. Porque todos contamos lo que somos. Mi compañero de trabajo Carlos es doctor en medicina deportiva. Somos profesores en un colegio. El otro día estaba hablando con un alumno sobre su trabajo, y le mencioné su titulación. Entonces me sorprendió con la siguiente afirmación. «Qué raro, profe. Tiene un doctorado que mola un montón y no lo ha puesto en Facebook». Pues eso.
– Otras dos imágenes: cárceles que son smartphones porque estamos atrapados en ellos. Profundamente. Cualquier cosa que pensemos, hagamos, planeemos, compremos o decidamos, puede ser pensada, hecha, planeada, comprada o decidida a través de un dispositivo.
– Incluso las relaciones son elegidas según la imagen. Miles de aplicaciones para encontrar pareja, o tener relaciones de una noche, o hasta para encontrar confesor. Perdonad mi tono, pero si uno quiere ligar que vaya al parque, o al cine, o que salga con amigos. Si uno se quiere confesar, que vaya a la iglesia (un sitio donde hay curas). Y si quiere algo de fiesta, que pregunte por ahí, que la gente sabe mucho (se lo cuentan a los curas). Pero no podemos olvidar que hay quien sigue mirando por la ventana para ver si va a llover, o sacando la mano para ver si hace frío. Llamadme raro, pero lo llevan haciendo miles de años y no está tan mal.
– Y también hay alguien que, tras sentirse humillado en las redes, acaba saliendo en ellas por otros motivos. En serio. El ciberbullying es feo. Lo he vivido cerca y no me gusta nada. Hace daño y deja a la persona indefensa. Hace unas semanas en un grupo de WhatssApp de amigos alguien subió una foto de un grupo de religiosas fotografiándose a los pies de un desnudo David de Miguel Ángel. La imagen no tiene nada de morboso, solo era un chiste mal contado. Pero otro amigo subió la verdadera foto, hecha en realidad a las puertas del Pantheon, en Roma, y explicando que era un montaje. Seguramente para desprestigiar a quien no se puede defender.
¿Quién hay detrás de todo esto? Pues seguramente yo. Y tú. Desgraciadamente, casi nunca somos el muchacho de ojos grandes. Somos el matón del tren, y la que se vende en internet. Somos el que vive de las compras virtuales, de drones que sobrevuelan la felicidad. Somos el ciberacosador, y el acosado. Y el que cae en el abismo.
Ahora, en serio, apaga el móvil. O la tablet. O el ordenador. Otro rato entras y ves lo que mola pastoralsj. Pero ahora déjalo todo. Ve a la ventana. O mira al cielo. Respira. Cierra los ojos. Agradece.
Música: Moby & The Choir, Are you Lost in the World like Me? Imágenes: Steve Cutts.