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Sinopsis

Un asesino en serie convicto en el corredor de la muerte que dice estar poseído por el demonio se somete a una última evaluación psiquiátrica que puede detener su ejecución esa misma noche. El joven psiquiatra, ateo confeso, tendrá que dilucidar si está en sus cabales y puede ser ajusticiado en la silla eléctrica o, por el contrario, algún tipo de enajenación mental permite suspender la ejecución. El espectador asiste al diálogo entre el reo y el facultativo y al desenlace posterior.

¿Por qué ver "Nefarious: cuando habla el diablo"?

  • El duelo interpretativo entre Sean Patrick Flanery (el preso Edward) y Jordan Belfi (el doctor Martin) se decanta abrumadoramente en favor del primero, sin que su antagonista sea capaz de robarle ni un solo plano.
  • Funciona como un potente alegato contra la pena de muerte, vigente todavía en veintisiete estados de EE. UU.
  • Habla de realidades sobrenaturales sobre las que habitualmente no versa el cine comercial. No hay distorsiones graves del mensaje doctrinal aunque algunas tintas están más cargadas hacia un maniqueísmo de nuevo cuño que hacia la acción de la gracia y la misericordia divinas.
  • Pone al espectador frente a la acción demoníaca cotidiana en lo que el Catecismo define como estructuras de pecado llamándolas por su nombre: eutanasia, aborto, esclavitud laboral…
  • Lo más logrado de la cinta es el combate dialéctico entre el poseso y el psiquiatra ateo, pero va perdiendo altura conforme avanza para caer en un desenlace tipo deus ex machina más bien previsible. En ese sentido, la película avanza de más a menos: la escena final es decepcionante.

Para pensar

  • Se adentra en el misterioso mundo de la demonología desde un planteamiento original aunque poco probable: un endemoniado confiesa el nombre del demonio que lo posee y se presenta a las claras y no bajo especie de bondad (sub specie boni) para tentar a su interlocutor. Pone de relieve aquello que decía Pío XII: «El más grande pecado del mundo actual es tal vez el hecho que los hombres han perdido el sentido del pecado».
     
  • «Con el diablo no se dialoga», la frase del papa Francisco debiera servir de inspiración a cuantos se adentran por curiosidad en ese mundo proceloso como le ocurre al psiquiatra de la película, al que el Enemigo va enredando con sus confusiones sin otra defensa que el positivismo científico de su disciplina.
  • Está apuntado, pero se va diluyendo en la trama, el interesante pulso entre el libre albedrío y la determinación, en este caso, la autorrealización personal en el llamado «progreso moral» de la sociedad secularizada.
  • «Él os hizo a su imagen y semejanza, pero nosotros os rehicimos a la nuestra», dice en una de las frases más redondas el demonio que posee al preso aunque conviene tomarla con cautela por cuanto puede parecer que Creador y criatura están al mismo nivel.
  • Parte de una visión negativa en cuanto al combate entre el bien y el mal como si la victoria no la hubiera obtenido ya el Resucitado. «Hay maldad por todas partes y a nadie le importa», se pone en boca del príncipe de este mundo con réplica shakesperiana del psiquiatra citando Macbeth: «Cada nuevo día gimen más viudas, lloran más huérfanos, hieren más pesares la bóveda del cielo».
  • La figura del capellán de la prisión, con estola multicolor, sale malparada porque no reconoce la presencia del Maligno sino que trata de disculpar la aversión del preso a tratar con él en problemas psicogénicos. Revela la pérdida del sentido sobrenatural de la existencia.
  • Puede dar pie a una interesante discusión sobre la misericordia divina. «Nada de lo que he hecho puede perdonarse», dice el asesino en serie. Pero la única vez que se suplica la intervención de Dios en toda la película, la misericordia vence al Maligno. Lástima que no esté subrayado y se pierda en la hojarasca de un final atropellado.
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Título original

Nefarious: speak of the devil

Direción

Chuck Konzelman, Cary Solomon

Guión

Chuck Konzelman, Cary Solomon. Novela: Steve Deace

Reparto

Sean Patrick Flanery, Jordan Belfi, Glenn Beck, Tom Ohmer

País

Estados Unidos

Año

2024

Duración

98 min

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