- Por la interpretación de los dos actores principales, en particular de Anaïs Demoustier (César a la mejor actriz, 2020), que poco a poco va cogiendo peso y aplomo en el discurrir de la película.
- Porque es bastante graciosa y entretenida, sin tener que recurrir a grandes giros del guión ni a mostrar necesariamente las cloacas del sistema a base de grandes dramas y llamar así la atención del público.
- Porque tiene grandes conversaciones, donde se es al mismo tiempo crítico con determinadas formas de pensamiento y por otro lado muy actual, y muestra la importancia de tener ideas profundas, humanas y cercanas a la realidad de la gente.
- Y principalmente, porque muestra la utilidad de la filosofía y del pensamiento humanista en nuestro tiempo y sobre todo, la urgencia de la modestia en la clase política.