- Por unas interpretaciones brillantes, en especial la de Daniel Brühl donde le podemos ver en otras películas como Malditos bastardos de Tarantino, El hombre más buscado o La dama de oro.
- Porque describe de una manera sencilla la historia, qué pasó y cómo se pudo vivir. La película está llena de imágenes potentes: los militares cambiando de guardia y los camiones de Coca-Cola pasando, el momento en el que el helicóptero se lleva la estatua de Lenin… Todo tremendamente simbólico, tremendamente real, en esa situación de apertura. Ese momento que supone el fin de tanto sufrimiento por la división de un país.
- Por una banda sonora delicada, en concreto la conocida canción de Yann Tiersen (que os sonará también por Amélie) “Comptine d’un autre été, l’apès-midi”.
