- Porque es una película esperanzada. No es un único hilo argumental sino un encaje de bolillos con varios hilos como subtramas, en las que, poco a poco lo vamos viendo, anida la esperanza. Puede que vacilante, temerosa y frágil, pero confianza al fin y al cabo. Moretti ajusta cuentas con casi todo el mundo (con el PCI, con el psicoanálisis, con los psicofármacos, con las convenciones sociales, con la gazmoñería… hasta con los zapatos de talón descubierto) pero lo hace de una manera que deja abierta la puerta a la esperanza.
- Porque divierte con inteligencia. Quien busque la carcajada, se encontrará con la más inteligente sonrisa. Y eso que tiene momentos hilarantes como la entrevista con los ejecutivos de Netflix o la última escena de la película en la que su mujer hace de productora ejecutiva con llamada incluida a Martin Scorsese para que le asesore sobre el uso de la violencia.
- Porque es cine europeo de quilates. La película que ve el espectador acaba con un fundido en rojo tras una marcha festiva y alegre de los comunistas de 1956 por la vía de los Foros Imperiales que es el reverso de la taciturna y bronquista marcha del Novecento de Bertolucci que tan bien ejemplificaba el cartel (tomado del cuadro El cuarto estado) que fue póster obligado en las habitaciones de todo joven rojo que se preciara de serlo en los años que siguieron a la muerte de Franco.
Sinopsis
Un director de cine italiano, trasunto del propio Nanni Moretti, rueda una película sobre la gira de un circo húngaro en Roma contratado por el Partido Comunista Italiano cuando estalla la revolución de 1956, brutalmente aplastada por los tanques soviéticos. El PCI se alinea con la URSS y el secretario de la agrupación comunista que había contratado a los artistas piensa en el suicidio como única salida honorable.
El rodaje de esa película dentro de la película permite que afloren los sentimientos, los anhelos y las frustraciones del propio director y su entorno más cercano: un matrimonio que se va a pique, una hija prometida del embajador polaco treinta años mayor que ella, un productor cinematográfico detenido por turbios manejos de dinero y unos ejecutivos de una multinacional audiovisual dispuestos a invertir en su película si cambia el guion.
¿Por qué ver "El sol del futuro"?
Para pensar
- Salirse del guion. Es el gran tema de la película. Los actores –en especial, la protagonista de la película que está rodando– pugnan por ir más allá de lo que marca el guion, pero el director se opone con rotundidad, con ridícula vehemencia incluso. Hasta la escena final. Entonces, el protagonista de la película dentro de la película abandona la idea del suicidio y decide rebelarse contra el secretario general del PCI. Lo que sigue no llegó a suceder sino hasta 1968, cuando el PCI rompió con la URSS.
- El coraje. El protagonista de la película dentro de la película, periodista de L’Unitá, se atreve a desafiar al secretario general Togliatti; la mujer del director del film se atreve a romper una relación deshilachada; y el mismo director Nanni se atreve a apostrofar apuntándoles las palabras que deben decirse una pareja de jóvenes enamorados. Todos los personajes tienen ocasión de salirse del guion.
- La resurrección de Franco. Pero no del caudillo, sino del músico de apellido Battiato. Ahí, Moretti nos regala ese momento impagable de felicidad que se consigue bailando. Girando hasta encontrar un centro de gravedad permanente.