¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? ¡Ahora!
Ven pronto, ven, que el mundo gira a ciegas
ignorando el amor que lo sustenta.
Ven pronto, ven, Señor, que hoy entre hermanos
se tienden trampas y se esconden lazos.
Ven, que la libertad está entre rejas
del miedo que unos a otros se profesan.
Ven, ven, no dejes ahora de escucharnos
cuando tanto camino está cerrado
¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? ¡Ahora!
¿No has de ser la alegría de los pobres,
de los que en ti su confianza ponen?
¿No has de ser para el triste y afligido
consuelo en su pesar, luz en su grito?
¿Quién pondrá paz en nuestros corazones
si tu ternura y compasión se esconden?
¿Quién colmará este hambre de infinito
si a colmarlo no vienes por ti mismo?
¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? Ahora.