Tu mirada de Padre,
atrae como Maestro
de una enseñanza dichosa (Mt 5)
que se regala en
Amor,
Bondad,
Compasión
Gratuidad (Jn 3, 16)
Haciéndonos fuertes
como baluartes
que aguanten
la embestida
del desamor (Rm 8, 32).
Tu mirada de Hijo,
Atrae como hermano y compañero,
que recorre todos
los camino en
búsqueda de lo perdido (Jn 10)
sentándonos en
la mesa compartida (Mt 9, 10)
donde los niños,
sencillos y humildes,
junto a mujeres,
enfermos y pobres,
son preferidos para
este Reino (Lc 14, 13)
Tu mirada de Espíritu Santo
atrae como
alegría y esperanza,
en un mundo necesitado de
Buena Noticia (Mc 1).
Con su gracia
nos inunda en el
baño renovado de
Nueva criatura (Tit 3, 5).
No pone más carga
para servirle (Hch 15, 28)
que la dinámica indispensable
de avanzar confiado
sabiendo que dónde está,
el señor es libertad
para amar (2 Cor 3, 17).