En silencio,
en lo escondido,
se pelean
las batallas
más encarnizadas.
Contra el espejo interior,
que me reprocha
sueños imposibles,
afectos de piedra,
proyectos sin fecha.
Contra el mundo,
que tantas veces
me descoloca,
exige de más
o de menos,
me provoca o seduce,
me envuelve y aturde.
Contra ti,
Señor de lo escondido,
palabra callada,
promesa sin hora,
presencia velada,
distante cercanía
que tan pronto brillas
como te me ocultas.
En el silencio,
en lo escondido,
peleamos tú y yo.
A brazo partido,
a puro misterio,
a corazón abierto.
Toda la vida es
este combate.