María

Niña con el mundo en el alma.

Sutil, discreta, oyente,

capaz de correr riesgos.

Chiquilla de la espera, 

que afronta la batalla   

y vence al miedo.

Señora del Magnifícat,

que canta la grandeza

velada en lo pequeño.

Y ya muy pronto, Madre.

hogar de las primeras enseñanzas,

discípula del hijo hecho Maestro.

Valiente en la tormenta,

con él crucificada

abriéndote al Misterio.

Refugio de los pobres

que muestran, indefensos,

su desconsuelo

cuando duele la vida,

cuando falta el sustento.

Aún hoy sigues hablando, 

atravesando el tiempo

mostrándonos la senda

que torna cada ‘Hágase’

en un nuevo comienzo.

 

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