Señor de la cercanía

Acercarte, 

salvando el abismo

entre el infinito y lo limitado.

Salir de la eternidad 

para adentrarte en el tiempo.

Hacerte uno de los nuestros

para hacernos uno contigo.

Y así, de carne y hueso,

empezar a mostrarnos 

en qué consiste la humanidad.

Eres el Dios de la cercanía,

de los incluidos,

de los encontrados, 

pues para ti nadie se pierde

de los reconciliados,

de los equivocados,

de los avergonzados,

de los heridos,

de los sanados.

Eres el Señor de los desahuciados,

de los agobiados, 

de los visitados,

de los intimidados,

de los amenazados,

de los desconsolados,

de los recordados,

  pues para ti nadie se olvida.

Tan cerca ya, tan con nosotros, Dios.

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