Toda la vida queriendo salir del rebaño,
construir mi propia vida,
elegir mi propio camino
y escuchar solo a mi corazón.
Ser alguien único, distinto, reconocible.
Y de repente llegas Tú y me quieres oveja,
que acepte tu guía,
que reconozca tu voz,
que siga tu camino,
que sea una más del rebaño.
Y entonces, me parto por dentro.
Porque no sé qué prefiero,
si tu voz o mi susurro,
mi sendero o tu camino,
seguir perdido o seguirte a ti.
Y en esa encrucijada recuerdo una cosa:
que por tu camino crezco,
que con tus ovejas me enriqueces,
que en tu rebaño me haces libre
y que tu palabra me da Vida.