Al hijo pródigo

¿Cómo te va, joven, por aquel país lejano?

 

Me gustaría saber si encontraste lo que buscabas.

Si al caer el día, cuando te acuestas,

crees que mereció la pena marchar.

O si, por el contrario, recuerdas con tristeza

aquel lugar que llamabas hogar

y esos brazos que con amor te sostuvieron.

 

Me gustaría saber si te sientes querido,

si tienes quien te acepte como eres

y comparta contigo alegrías y, sobre todo, penas.

O si, por el contrario, solo ves rivales

que miran lo que tienes y no lo que eres

mientras tú mendigas algo de sinceridad.

 

Me gustaría saber qué fue de tu fortuna.

Si te ayudó a seguir creciendo y disfrutar,

y si multiplicaste tus muchos dones.

O si, por el contrario, te fundiste todo

en placeres que aumentan tus vacíos

y enterraste tus talentos en terreno baldío.

 

¿Cómo te va, joven, por aquel país lejano?

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