Quédate

A veces iré distraído,
y a mi vera serás
peregrino ignorado.
Tú hazte notar.
Puede que vaya
sumido en fracasos,
rumiando derrotas,
lamentando golpes,
arrastrando penas,
sin ver el sol radiante,
la vida que bulle,
tu mano tendida.
Tú toca mi hombro,
e importúname.
Acaso, perdido en palabras,
no escuche tu voz
desvelando lo escrito
en el cielo, en la historia,
en el acontecer de cada día.
Tú grita.
Quizás no te lo pida,
no te abra la puerta,
ni me dé cuenta
del hambre
que nos atenaza.
Pero tú quédate.

 

Tal vez, al conocerte,
te quiera retener
en mi casa, a mi mesa,
apresando el instante.
Tú te irás, de nuevo,
dejando en mi pecho
el fuego de mil hogueras,
y la alegría de un reencuentro.

Te puede interesar

PastoralSJ
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.