Seguiremos caminando,
más allá de fracasos y golpes.
Seguiremos amando,
venciendo a soledades y deserciones.
Seguirá la historia,
la memoria poblada y la espera impaciente
de lo que ha de llegar.
Uniremos los pedazos dispersos,
los fragmentos de sueños.
Estrecharemos brazos heridos.
Setenta veces siete alzaremos los ojos
y retomaremos la ruta.
Con otros,
igual de frágiles,
igual de fuertes,
igual de humanos,
haremos surcos
en la tierra fértil
para seguir sembrando
un evangelio de carne y hueso
regado con los anhelos más hondos,
y crecerá, imparable, la vida.