Me resucitas,
cuando se cuela tu amor en mis heridas o vacíos.
Cuando tu alegría acalla mis «Y si…»
Cuando tu compasión me atraviesa y llega a quienes llamo «enemigos».
Cuando la duda se vuelve oración en lugar de ansiedad.
Cuando tu Palabra se vuelve medicina en lugar de páginas.
Cuando una simple comida compartida se vuelve estar contigo.
Cuando mis miedos se vuelven posibilidad en lugar de tumba.
Cuando tu presencia se siente compañía y abrazo y no juicio final.
Cuando me perdono por cosas que creía irremediables.
Cuando la vida se vuelve aventura y no cruz.
Cuando en lo diario, sin planearlo, sin esfuerzo, puedo encontrarte y decir:
«¡Eres tú!»