Hay suficiente para todos

Cuando siento que el otro es mi competencia,
cuando creo que no hay más recursos para todos en el mundo,
cuando me invade el instinto de acaparar,
cuando creo que rezando por el bien de otros me empobrezco yo,
cuando no le veo sentido a compartir ni mi tiempo…

Me levantas la mirada,
abres mis manos, mi corazón, y me dices con una sonrisa:
“Hija, hay suficiente para todos.”

Déjame que me inunde esa verdad,
de los pocos panes y peces que se multiplican cuando se ofrecen,
del Cuerpo que no termina de partirse y alimenta igual a todos,
de los recursos de la Creación que cuando se administran con justicia llegan a cada hijo,
de la vida que, si no se guarda, no se pierde.

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