Tan discreta como imprescindible,
tan lejana como próxima,
y tan universal como nuestra.
Tan sabia como humilde,
tan del pueblo como de Dios,
y tan de siempre como de ahora.
Tan dulce como dolorosa,
tan triste como alegre,
y tan madre como seguidora.
Tan de la vida como de la muerte,
tan de la Cruz como de la esperanza,
y tan del silencio como del «sí».
María, madre de la vida,
mujer del ayer, del hoy y del mañana,
Madre de Dios, madre nuestra.
Ponnos con tu Hijo,
para caminar juntos,
nunca lejos de tu amor.