Enséñame cómo se va a ese país
que está más allá de toda palabra
y de todo nombre.
Enséñame a orar a este lado de la frontera,
aquí donde se encuentran estos bosques.
Necesito que tú me guíes.
Necesito que tú muevas mi corazón.
Necesito que mi alma se purifique
por medio de tu oración.
Necesito que robustezcas mi voluntad.
Necesito que salves y transformes el mundo.
Te necesito a ti para todos cuantos sufren,
para todos cuantos padecen prisión,
peligro o tribulación.
Te necesito para todos cuantos han enloquecido.
Necesito que tus manos sanadoras
no dejen de actuar en mi vida.
Necesito que hagas de mí,
como hiciste de tu Hijo,
un sanador, un consolador, un salvador.
Necesito que des nombre a los muertos.
Necesito que ayudes a los moribundos a cruzar el río.
Te necesito para mí, tanto si vivo como si muero.
Es preciso. Amén.