Mirando al mundo, escuchando las voces en que habla el otro, los otros, Dios mismo, uno siente la llamada y la vocación a compartir y comunicar una misma noticia. Dios habla por nosotros, o puede hacerlo, cuando le dejamos. Eso pedimos hoy. Que sea palabra que hable a través de cada uno de nosotros, y que encienda el mundo de paz y esperanza.