Esas cegueras que no nos dejan ver

Son muchas las vendas que me impiden ver. Pero Dios sigue siendo el que quita las barreras, el que limpia mis ojos, el que me devuelve una y otra vez la capacidad de descubrir lo que me está oculto. Sólo tengo que dejarle hacerlo, dejarle tomar mi mano para sacarme de lo conocido. Dejarle que toque mis ojos, mis entrañas y mi corazón. Para ver de nuevo….