Es un cuadro que invita a rezar. Y no porque tenga una estética religiosa, sino porque conecta con lo más profundo del ser humano. Es el dolor, la atemporalidad y el sinsentido de la guerra, más allá de ideologías y de las lecturas históricas.
Refleja la que ocurrió e la Guerra Civil Española, pero también lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en tantos lugares del mundo. Es el clamor de la humanidad víctima de la propia humanidad. Es el delirio de la razón cuando pierde la razón.