Este es el titular de una entrevista al último premio nobel de física. Y como titular funciona porque a cualquiera le interesa lo que un científico tan prestigioso diga sobre cualquier tema, y más si es sobre Dios. Y evidentemente le di clic al enlace. Pero luego llega la decepción porque al leer la entrevista notas que el titular Dios no tiene sitio en el universo es solo una opinión personal, nada que ver con su competencia científica.

No me decepciona el físico Mayor, me vuelve a decepcionar el periodismo que busca solo clics. Me pregunto cómo se siente este premio nobel –un hombre que dedica su vida a buscar planetas lejanos con métodos científicos abriendo nuevas perspectivas al conocimiento de la humanidad– cuando el periodista titula su entrevista con una respuesta personal a una pregunta que, en realidad, no venía mucho a cuento. Y es que, aunque Dios no tenga sitio, sigue sirviendo para atraer la atención del tuitero medio.

Es verdad que en nuestra vieja Europa no dejamos mucho sitio a Dios. Ya no se le nombra en discursos públicos; los crucifijos van abandonando los edificios que presidieron; ponemos dificultad a las mujeres que muestran su fe musulmana con un velo; y seguro que se nos vienen a la cabeza otros muchos ejemplos. Pero leer esta entrevista me ha hecho pensar. Este físico suizo busca planetas, que son enormes, pero que no podemos ver. Y como no podemos ver esos planetas o estrellas, los astrónomos tienen que buscar signos e interpretarlos para deducir que esos planetas existen en un universo tan enorme y lleno de misterios. Parece que estos cuerpos celestes influyen en nuestras vidas y que, posiblemente, conocerlos nos ayude en el futuro. Y Michel Mayor y otros científicos consagran su vida a esta búsqueda.

Pues más o menos como los que buscamos a Dios.

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